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miércoles, 15 de febrero de 2012

Observadores del Pasado: la Redención de Cristóbal Colón

Título original: Paswatch
Autor: Orson Scott Card
Año de publicación: 1996
Género: Ciencia ficción
Editorial: Ediciones B, Colección Nova
Edición: 1996
Traducción: Rafael Marín
Vista Previa: No disponible
Calificación★ ★ ★ 




Siempre me ha gustado leer críticas literarias antes de elegir un libro. En ocasiones siento que simplemente es para terminar llevándole la contraria al crítico, pues siempre termino en desacuerdo con la opinión ajena. Y claro, ahora me ha pasado con el libro Observadores del pasado: la redención de Cristóbal Colón de Orson Scott Card.

La novela narra la historia de un futuro en donde la Tierra permanece en cierta paz, pero después de muchas catástrofes que han dejado la población sumamente reducida. Esta sociedad le da mucha importancia al pasado, pues pueden aprender de él. Por ello, crean una organización llamada “Vigilantes del pasado” que, mediante avanzadas maquinas, pueden observar en detalle todo lo acontecido antes. Tagiri, una observadora de dicha organización, se dedica al estudio de la esclavitud. Un día descubre que una de las indígenas que observa sueña con Tagiri y es capaz de describirla. Eso la hace pensar que con la tecnología apropiada, podrían influir en el pasado y “repararlo”. Para ello se crea el Proyecto Colón, que toma el descubrimiento de América como un importante punto de cambio que se debe modificar. A partir de ello, entran en juego varias interrogantes acerca de la posibilidad de cambiar el pasado y de las implicancias morales de hacerlo.

Lo primero que debo decir de este libro es que está muy bien escrito. Orson Scott Card engancha rápidamente y es uno de aquellos textos que no puedes soltar hasta terminarlo. El lenguaje utilizado en la obra es muy sencillo y las oraciones breves facilitan la lectura de un párrafo tras otro. Y a pesar de que los diálogos son un poco forzados, la novela resulta bastante creíble.

La principal crítica a Observadores del pasado es que carece de rigurosidad histórica. En la página Bibliópolis, Rafael Muñoz Vega incluso afirmó que Card olvidó por completo las “grandes fuerzas económico-sociales que formaron la historia" [1]. Sin embargo, en el libro no se ignoran los grandes sucesos sociales. Es sólo que al autor se muestra más partidario de una Historia poco predecible, en la que cualquier pequeño cambio puede cambiar el curso de los sucesos. Lo cual resulta un ejercicio sumamente útil, pues desestructura la creencia de que las cosas inevitablemente iban a resultar de una manera.  Y claro, facilita el mensaje que Card quiere entregarnos: que podemos cambiar el futuro, que está en nuestras manos cambiar las cosas.

Con respecto a la veracidad histórica de la obra es debido mencionar que Card se basó en los estudios de Tzvetan Todorov para escribir la novela. Es más, gran parte de lo narrado que hace referencia a la vida de Cristóbal Colón o lo sucedido al llegar a América está documentado en La Conquista de América: el Problema del Otro de Todorov

También se ha comentado que el autor manifiesta de manera demasiado ferviente su cristianismo. Y si bien esto es cierto, no creo que sea reprochable. Al contrario, resulta novedoso que un escritor de ciencia ficción no termine tildando a la Iglesia Católica como la culpable de todo mal en la Tierra. Después de todo, presentar al cristianismo como un punto de unión entre indígenas y españoles no  resulta tan fuera de foco. Si los conquistadores hubieran sido cristianos consecuentes, habrían evangelizado sin necesidad de abusar o esclavizar.

Me han gustado también los personajes. Siento que son creíbles; manifiestan opiniones y sentimientos acordes a su carácter. Por una parte, el autor no se dedica a profundizar mucho en su vida personal, lo cual hace la novela mucho más fluida, pues queda claro que no es la vida privada de los personajes lo que interesa. Pero por otra parte, tampoco cae en el error de crear seres robóticos.

Esta novela definitivamente ha quedado entre mis favoritas. Tanto el desarrollo de la trama, como el mensaje que entrega me han dejado fascinada. Se la recomiendo, sobretodo, a quienes estén estudiando historia. O a quienes tengan esperanzas en algún día cambiar las cosas. Porque los grandes sucesos nunca dejan atrás a las personas y a veces, los pequeños detalles pueden cambiarlo todo.

—Cambiamos al mundo —dijo ella.
—Por ahora, al menos —dijo Hunahpu—. Todavía pueden encontrar medios para cometer los mismos viejos errores.

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